lunes, diciembre 2, 2024

Realizaron una novedosa cirugía en Villa María para tratar el Parkinson

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El neurocirujano Sebastián Cañas, que lideró el equipo de Innc, explicó de que se trata esta cirugía de alta complejidad denominada estimulación cerebral profunda.

Después de nueve horas de concentración absoluta, cuando por fin corroboraron que la intervención era un éxito, se miraron entre sí, suspiraron profundo y se les cruzaron una metralleta de emociones.

El equipo médico del Incc de Villa María, liderado por el neurocirujano Sebastián Cañas, sabía que en la sala de espera la familia de este hombre de 58 años, que había llegado desde Monte Maíz, anhelaba una buena noticia; y había una buena noticia. Hubo celebración del paciente, de los familiares y del plantel médico. Fue un paso importantísimo para esa región de la provincia de Córdoba: la primera cirugía de estimulación cerebral profunda de la Enfermedad de Parkinson en Villa María y zona.

Este procedimiento quirúrgico permite mejorar los síntomas de la enfermedad de Parkinson (temblor, lentitud, rigidez, movimientos involuntarios). Los profesionales que participaron de este trabajo interdisciplinario fueron: Sebastián Cañas, Marcelo Olivero, Marcelo Gaviria y Nicolás Montivero del Departamento de Neurocirugía; Laura Mercol, del departamento neurocognitivo; María Laura Contartese y Cecilia Ferreyra, del departamento de neurología clínica; y Soledad Sanz y Gustavo Garello, del departamento de salud mental.

“Mejora síntomas que no se logran con la medicación”

En La Nueva Mañana dialogamos con Cañas, médico neurocirujano, originario de la localidad de Pasco, radicado en Villa María. El especialista de 43 años explica que, si bien este evento se realizó en agosto, tiene un origen muy atrás en el tiempo: en sus épocas de residente, tras egresar en la Universidad Nacional de Córdoba.

“Cuando estaba terminando la residencia, en el 2010, me llamó la atención que en un Congreso estaban presentando una cirugía de Parkinson. Lo realizaban en el Hospital Posadas. Empecé a hablar con Sergio Pampin, el neurocirujano que lo hacía, que venía de Francia. Viajé a entrenarme y aprender del procedimiento con él en Buenos Aires”, relata. Al mismo tiempo también se contactó con Fabián Pedimonti (“El Messi de los neurocirujanos”, sentenció).

Continuando con su narración, Cañas explicó: “En esa época había dos tipos de cirugía. Una era colocar unos electrodos, que son como unos cablecitos finitos dentro del cerebro, que tienen un tamaño de unos 6 milímetros. Esos cablecitos, que tienen una batería, parecido a un marcapasos, generan descargas eléctricas en unas neuronas que nosotros tenemos, que son la fábrica de lo que se llama dopamina.

En la enfermedad de Parkinson está disminuida, hay menos cantidad. Y este procedimiento hace que se estimule. No genera la curación, sino que mejora síntomas que no se logran con la medicación. Es mucho la calidad de vida que mejoran. Hay pacientes muy rígidos, que no se pueden mover, hay otros que tiemblan mucho, y esto lo mejora. Hay quienes con la medicación andan, y otro necesitan estas cosas. También se empezaban hacer lesiones. Quemaban esas células del cerebro y eso también formaba parte del tratamiento. Me llamó la atención y lo quería hacer”.

“La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neuroprogresiva”

Pasó el tiempo, se perfeccionó, y comenzó a hacer el procedimiento, pero en Buenos Aires. Es un tratamiento muy caro (cerca de los 30 mil dólares) y las obras sociales ponen muchas trabas. Por eso, también se celebra que esta cirugía se haya llevado a cabo en Villa María por primera vez, ya que de esta manera el paciente no debe trasladarse para los controles, porque aparte de todo el trabajo milimétrico y de mucha precisión en el cerebro, se le coloca un neuroestimulador en el pecho.

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad neuroprogresiva. Entonces, requiere una constante supervisión y la continuidad de la medicación. Vale aclarar, también, que este procedimiento se coloca en pacientes que no toleran el medicamento.

“Es un logro después de tantos años de sacrificio. Estamos lejos de la familia especializándonos, mucho tiempo dedicado. Por eso, entre todo el equipo agradecemos a nuestras familias, que nos sostienen para seguir aprendiendo y especializándonos”, expresó a este medio el especialista, al tiempo que contó la familia del paciente estaba pletórica. “Ellos lo esperaban ansiosos”, explica, además, después del alivio de que la obra social se hizo cargo.

Se necesitó de un ingeniero biomédico, ya que requería una exactitud milimétrica. “Sólo es imposible hacerlo”, recalca Cañas, que arrancó esta intervención a las 8 de la mañana y que, a las 17, cuando la finalizó, celebró con su equipo el avance de la ciencia para mejorarle la calidad de vida a la gente.

El procedimiento

La intervención consiste en realizar pequeños orificios sobre el cráneo, por donde se bajan los electrodos, de microregistro primero para la toma de datos; y luego los definitivos.
Estos electrodos son los que van a producir la modulación o la modificación del comportamiento neuronal, a través de estimulaciones eléctricas.
Para introducir estos electrodos hasta el núcleo cerebral seleccionado, se utilizan imagen de alta gama, como una resonancia magnética.
Se realiza una tomografía con un marco colocado sobre el cráneo del paciente, que dará las coordenadas necesarias para las trayectorias de estos.
Una vez procesados los datos arrojados por los electrodos de microregistro, y determinada la trayectoria correcta, se bajan los electrodos definitivos que quedarán implantados en el paciente. Ahí estimulan al paciente para hacer la valoración y cambiar voltajes necesarios.
El último paso es la colocación en la zona del pecho, del neuroestimulador encargado de los impulsos eléctricos que llegan a los electrodos.

Fuente: La Nueva Mañana

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