Esta época es una de las más lindas para salir a dar un paseo por las sierras, sobre todo porque el otoño tiene esos tonos rojizos, ocres y amarillentos. El clásico de todo paseo es disfrutar de unos mates a orillas de un río o un arroyo, contemplando las sierras y respirando el aire serrano. Por eso, les comparto tres destinos que sirven para llevar adelante este planazo de otoño.
Barrancas Bermejas
En la localidad de Bialet Massé, a poco menos de 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba, se encuentra este lugar que también es conocido como “Barrancas coloradas” o “Labios del indio”.
Se trata de un cordón montañoso que se fue erosionando y quedando como un gran murallón al pie del río Cosquín. Este paredón brinda un paisaje totalmente diferente a lo que es habitual en la zona y se extiende por unos 800 metros a lo largo y se cree que tienen unos 100 metros de altura.
Con sus tonos rojizos, sobresale y da un marco ideal para contemplar mientras se disfruta de las tardes otoñales a orillas del río.
Esta pared natural también brinda refugio a diversas especies en diferentes momentos del año: golondrinas, palomas, halcones, patos y loros barranqueros (por estos últimos, también es conocida como “La lorera”).
Paso de Piedras
A este lugar se llega tomando un desvío de la ruta 34, la que pasa por Altas Cumbres, entrando por un camino a la altura del kilómetro 46.
Cabe aclarar que este es un camino público que, si bien atraviesa campos privados, es una zona que forma parte del Parque Nacional Quebrada del Condorito, por lo que está permitido pasar y recorrer.
San Clemente
Este es un destino muy elegido en esta época del año. Con su río San José atravesando el paisaje, San Clemente es un clásico para ir a tomar mates y disfrutar de la calidez de las tardes de otoño.
El plan es simple, encontrar un lugarcito a la altura del puente (y el vado que quedó de antes) y pasar el día respirando el aire serrano y disfrutando de la tranquilidad del poblado.
También se puede ingresar por un sendero que sale al costado del vado y hacer una caminata corta, para activar el cuerpo, y llegar así a un sector del río con más piedras y hasta con playitas de arena.
Desde el centro del puente se tiene la postal típica del pueblo donde los pinares, las sierras y el río dan el marco perfecto para desconectarse y pasarla bien.